Durante los últimos dos años, uno de los acontecimientos que más despertó el morbo en los costarricenses fue el boom de la producción pornoerótica en el país. Así, emergió repentinamente la participación de nacionales en dichas producciones, que como parte de la globalización, y en el marco de una suerte de maquila, los extranjeros se ven atraídos por las características de paraíso sexual y el "bajo precio de la mano de obra". Entre estas estrellas, debe destacarse la número uno. La costarricense Carolina Alfaro, que encendió los ánimos de peridodistas y amantes del género. Asimismo, Michelle López, que finalmente huye del país y se radica en México, donde finalmente se estabiliza, y de la cual se sabe tuvo una bebé. Se debe destacar que ambas fueron objeto de la morbosa persecución de la prensa nacional, y en ambos casos, emigraron, en el caso de carolina a seguir trabajando fuera del país, para productoras como Reality Kings y Ban Bros; ambas con amplio alcance en la web. A Carolina esto le costó que suprimieran su trabajo como modelo de la página de Navégalo.com y que se le estigmatizara hasta más no decir. Es curioso, pero sin duda alguna aún nuestra sociedad, hipócrita hasta decir basta, alimenta el morbo general con este tipo de actitudes, pues el costarricense realiza un amplio espectro de prácticas sexuales, pero las mismas siempre tienen un alto nivel de subcultura, esto es, una cosa hacia dentro y totalmente otra diferente hacia afuera, como dice el viejo adagio, candil de la calle, oscuridad de la casa. Viva la doble moral costarricense.
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